AMIGO MÍO

Anoche soñé con algunos recuerdos de infancia. Estábamos otra vez allí con algunos amigos, algunos a los que no veo hace muchos años, en los campos perdidos de nuestra niñez, con el sol dorando los hombros y los pies descalzos llenos de barro y libertad. Soñé que reíamos como antes, que el mundo era aún un misterio por descubrir, y que los renacuajos seguían nadando en aquellas pozas donde juramos ser eternos.

Desperté con el corazón lleno de polvo y nostalgia, y con el eco de esas risas aún flotando en la habitación. Entonces escribí este poema, como quien deja una piedra blanca en el camino, por si un día regresaras… o por si aún caminas a mi lado, aunque ya no te vea.

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14 com.

Jorge Ramírez 19/05/2025 - 8:49 pm
Hermoso poema, Carlos. Con qué nostalgia nos traes nuestra infancia en Abancay, aquella etapa de la vida, llena de magia e inocencia, que ha sido evocada por tu pluma con particular belleza. ¡Gracias y felicitaciones!
Carlos Antonio Casas 19/05/2025 - 11:06 pm
Querido Coquito, muchas gracias por tu lectura generosa y por dejarte tocar por esta brisa de memorias que vienen del corazón. Nuestra infancia en Abancay —entre huertos, ríos y risas— es un tesoro que el tiempo no puede borrar, y me alegra profundamente haberlo despertado con estas palabras. Un abrazo fraterno y lleno de gratitud.
Javier Noriega 19/05/2025 - 6:43 pm
Hermoso poema nos lleva a esos tiempos vividos en nuestra Tierra Abancay de mis amores gracias
Carlos Antonio Casas 19/05/2025 - 11:03 pm
Muchas gracias por tu aliento y tu comentario, amigo mío.
Tany Pinto Sotelo 19/05/2025 - 4:55 pm
Aunque los alveolos no aspiren la totalidad de aire que necesitamos para vivir, aunque las arritmias frenen la agilidad motora y no alcancemos a tiempo al tren que no se detiene en el andén de espera, el espíritu de Niño que snida en nuestros años que ganan instantes, sigue comulgando. Lo hace con la añoranza,los juguetes escondidos en algún armario de la memoria o del cajón predilecto, de los amigos niños grandes y los pichinkos y torcazas que retoñan sus eternos vuelos y trinos y sus nidos de rastrojo. Quien recuerda vive dos veces - dicen - y, quién sigue jugando , sonríe el presente con alegría de vivir. No necesitamos volver a la infancia;somos niños olvidando los recreos. Gracias Carlos...¡cómo recuerdo mi barrio Huanupata !
Carlos Antonio Casas 19/05/2025 - 6:35 pm
Querida mamá Tany, tus palabras son en sí mismas un poema que respira desde lo hondo del alma. Ahí, donde la memoria anida y el corazón aún se asombra, la vida se rehace en juego y ternura. Gracias por traer contigo a Huanupata, por revivirlo con tanto amor. Un abrazo inmenso.
Anónimo 19/05/2025 - 4:45 pm
Carlitos Hno. Amigo de siempre. Un excelente poema verídico y conmovedor. Tan hermoso de los grandes recuerdos, de nuestra infancia. Palabras imperecederas que llevaré por siempre en mi corazón. Es nuestra etapa de vivencias reales en nuestro Abancaycito. No es tarde de memorizar y enseñarles a mis hijos lo hermoso y bello que pasamos esta etapa.. .Sigue adelante escribiendo con esa pluma y expresión tan fina que te caracteriza.
Carlos Antonio Casas 19/05/2025 - 6:32 pm
Muchas gracias amigo anónimo por tan bonitas palabras.
Jesús Sierra 19/05/2025 - 3:39 pm
Querido Carlitos, que bello poema. Recuerdos IMBORRABLES de nuestra infancia en nuestra bella ciudad de Abancay. Cuantos recuerdos, cuanta fineza en tus palabras. MUCHAS GRACIAS por hacernos recordar viejas travesuras.......recuerdos y penas de nuestra Infancia. No dejar morir al NIÑO que llevamos dentro.
Carlos Antonio Casas 19/05/2025 - 6:31 pm
Jesús, querido amigo, ¡gracias infinitas por tus palabras tan sentidas! Cada verso nació precisamente de esa urgencia de no dejar morir al niño que fuimos, de abrazar nuestras travesuras y nostalgias con ternura y perdón. Abancay no solo fue un lugar: fue un tiempo sagrado, un paisaje del alma. Gracias por recordarlo conmigo.
Luz Torreblanca 19/05/2025 - 2:26 pm
Excelente remembranza de una niñes .Felicitaciones
Carlos Antonio Casas 19/05/2025 - 6:29 pm
Gracias Luz por tus apreciaciones
Hugo Viladegut 19/05/2025 - 2:23 pm
Me encanta el poema. Un manojo de recuerdos de una ciudad Abancay que solo existe en las regiones de nuestras mentes
Carlos Antonio Casas 19/05/2025 - 6:28 pm
Qué cierto lo que dices Huguito: Abancay también vive en la memoria, en esa geografía íntima donde la nostalgia guarda lo más puro de nuestra infancia. Gracias por leer, por sentir y por comentar. Un abrazo hermano.
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